martes, agosto 7

Vacaciones de Invierno. Preludio

Algo así como la imagen han sido mis vacaciones de invierno. En cama, calentito, flojo, muy flojo, sucio y pegajoso, pero relajado.

El semestre no fue terrible, en mi caso fue bastante relajado, me libré de los certámenes más jarcor y finales con mis notas anteriores. El problema fue el proyecto final, lamentablemente, y aunque tenían ganas, mis compañeros del grupo eran un asco. No tanto, como dije al menos tenían ganas, un asco habría sido que no hicieran nada. Igual no me sentí a gusto en ese grupo, aunque ellos como persona son grandiosos.

La incertidumbre y el stress se dilataron hasta el último momento, todo el relajo del semestre se convirtió en pesadilla en tan sólo una semana. Tres días se transformaron en largas noches. Pero al final y aun cuando nuestro proyecto era un asco, pasamos.

Ese debió ser el último día de clases, no para mi. Por culpa de mi lesión y un ramo que "injustamente" debía salvar (nadie te pone un 01 en una escala del 0 a 100 en un certamen), mis vacaciones comenzarían recién 5 días después. Mi lesión (la que resultó ser más grave de lo pensado) me justificó de faltar a dos certámenes.

El primero fue "Materiales", el día Jueves, era materia sobre los plásticos, pasé. El segundo fue "Historia de la Tecnología", ese no fue por la lesión, ese fue por la "injusticia", tuve que hacer una disertación que bordeara la perfección, necesitaba un 90, y lo logré.

Y el tercero, el día Lunes, "Normalización y Dibujo Técnico", a eso le tenía más miedo, aunque no necesitaba tanta nota, sólo un 55, que es la nota mínima para pasar un ramo, eran isometrías y terceras vistas, difícil, y con el profesor más amargado de la carrera, el que injustamente es el jefe de departamento, es quién autoriza o en realidad desautoriza las cartas para repetir un ramo por tercera vez, es un mostro. Pero increíblemente la prueba estuvo fácil, al menos para mi, que sí me esforcé y estudié.

Ese día comenzaron mis vacaciones, invicto, contento, satisfecho. Ese día también habían otros compañeros listos para llorar en la oficina del mostro, ni idea como les habrá ido, no me importa.

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